Otras
¿DEBE SER DISCIPLINA OLÍMPICA EL AUTOMOVILISMO?
La pregunta se reitera cada cuatro años, cuando la llama olímpica se enciende y las sombras que proyecta eclipsan al resto de las actividades que no se ubican dentro de los límites que marcan los anillos. ¿Debe ser olímpico el automovilismo? A partir de este interrogante se abre un debate que se realimenta sistemáticamente.
Fuera de los Juegos se ubica el deporte motor, una de las actividades que no están contempladas por el Comité Olímpico Internacional (COI). Y a partir de cada punto, se establecen las diferentes posturas para argumentar su introducción o no a las exigencias del mundo olímpico.
Claro está que al ser una disciplina que se desarrolla mediante la propulsión de una fuerza mecánica, esto ya de por sí marca una gran diferenciación respecto de la mayoría de las actividades deportivas. “Gana el medio motor, no la destreza conductiva”, es la idea que aflora ante el primer análisis. En ese concepto, opinable por cierto, quizá, en muchos casos, se menosprecia el desempeño físico de los pilotos. Para los que desconocen de la actividad, no se imagina cuáles son las exigencias físicas para conducir máquinas de gran potencia. Y a su vez, la fortaleza mental para mantener la concentración en los más altos niveles, como por ejemplo la Fórmula 1. En aquel entonces, el presidente de la entidad olímpica, Jacques Rogge, comunicó: “La FIA comparte valores deportivos olímpicos tal como son entendidos por el COI. La FIA afirma su compromiso con la carta olímpica para establecer, de acuerdo con el espíritu olímpico, las reglas sobre la práctica de su deporte”.
“Estoy encantado de que la FIA forme ahora parte de la familia olímpica porque supone una confirmación de la fuerza de nuestras credenciales deportivas, así como el reconocimiento de los valores del respeto, la excelencia y la amistad que compartimos activamente con el movimiento olímpico”, afirmó Jean Todt, presidente de la FIA, cuando se aceptó aquella primera intención, que era sólo provisoria.
No todos los integrantes de la familia automovilística están de acuerdo con la idea. Es el caso del bicampeón mundial de Turismo, el argentino José María López, que el último fin de semana en Termas de Río Hondo, donde dio otro paso al tricampeonato con su victoria, argumentó su negativa: “No estoy de acuerdo con que el automovilismo sea una disciplina olímpica. Los pilotos podemos ser mejores o peores, eso está claro. Pero siempre dependemos del medio mecánico, que en definitiva es lo que define. Son carreras de autos”.
Fuera de esa discusión, que no es menor, hay otros aspectos fundamentales. El COI tiene un alto compromiso con la lucha antidoping. Y las actividades amparadas por la FIA no tienen el mismo compromiso, ya que el foco de control se centra en el “doping” mecánico. Asimismo, las disposiciones físicas (autódromo) y en qué categoría se desarrollaría una supuesta contienda olímpica sería materia de otro debate.
En su momento, en concordancia con el espíritu ecológico, se mencionó a la Fórmula E como una posible categoría olímpica. Esta idea también la propuso el mismo Todt para los Juegos de Tokio 2020. Sin embargo, por el momento esto no es viable. De hecho durante la semana última se definieron las nuevas cinco disciplinas que se agregarán en la cita olímpica de Japón. Ellas son béisbol/softbol, escalada, surf, karate y skate. La decisión se tomó por unanimidad en Río de Janeiro con un claro objetivo: atraer al público más joven. Y quizás éste punto sea el más alarmante para el ambiente automovilístico: quedar al margen del gusto de los más jóvenes.
En ese sentido, la actividad motor que más cerca está en la posibilidad de pertenecer al mundo olímpico es el trial. Para ello, la Federación Española trabajó fuertemente. Y uno de los grandes argumentos era la afinidad con los adolescentes, con buenos niveles de audiencia y el acercamiento de patrocinantes que claramente apuntan al target juvenil.
¿Cuáles son los requisitos para que una disciplina se incorpore al ámbito olímpico?
Debe contar con el respaldo de una federación internacional, cumpliendo la Carta Olímpica (6 capítulos, 61 artículos y 110 páginas) y ejecutando la aplicación del Código Mundial de Antidoping.
Tiene que ser ampliamente practicado, en al menos 75 países y en 4 continentes entre los hombres y 40 países y 3 continentes entre las damas.
La actividad debe seguir los criterios promulgados por el COI, entre los que se destacan códigos éticos, igualdad de género, planes estratégicos, edad de los deportistas, audiencia, financiación o cobertura informativa.
Claro está, el ingreso de alguna disciplina debe ser propuesto por el Consejo Ejecutivo del COI y luego someterse a votación durante la sesión del comité, que debe ser realizada al menos con tres años de anterioridad a los siguientes Juegos Olímpicos. Por ahora, el deporte motor está lejos del pensamiento olímpico.
